La Mañana de Neuquén

Esperando la carroza se estrena en El Arrimadero

Gustavo Lioy y un gran elenco asumen el desafío de llevar al teatro un clásico de todos los tiempos.


Neuquén
Hay historias que están tan instaladas en el imaginario de la gente que, decidirse a abordarlas, se transforma en una aventura de dimensiones impensadas. Esa es la sensación que por estos días vive Gustavo Lioy, quien, dispuesto a plantearse un nuevo desafío profesional, decidió dirigir Esperando la carroza, la exitosa comedia de Jacobo Langsner que fue más conocida por su versión cinematográfica (se transformó en la comedia ícono del cine nacional) que por su versión original: la teatral.
Estrenada en 1962 en Montevideo, la obra tiene varios puntos en común con el filme, ya que la adaptación al cine fue hecha por su propio autor, aunque también dista bastante de la historia que inmortalizó Antonio Gasalla y compañía. Sin ir más lejos, su personaje, Mamá Cora no estará en escena.
“Todo gira alrededor de este personaje del que, al principio, nadie se hace cargo de dónde va a vivir, nadie la quiere en su casa; y la segunda parte es la desaparición de Mamá Cora y la sospecha de que falleció. En torno de la desaparición es que se hace la obra, y a diferencia de la película que tiene un montón de subtramas, en este caso, no están”, adelantó Lioy y se encargó de resaltar que esta propuesta será también un desafío para el espectador, porque no se encontrará con lugares comunes.
Para todos la premisa de trabajo fue la necesidad de diferenciarse, de “crear desde cero”: “No queríamos imitar, nos parecía que es imposible recrear una película en escena. Sobre todo por esos actores, y por lo que significa Esperando la carroza para todo el mundo. Por eso, planteamos otro registro actoral, otra puesta, una cosa más intimista. Todo sucede en el mismo escenario, que es el patio de Sergio y Elvira, y ahí se encuentran los personajes”, profundizó el director.
“Algunas frases las van a encontrar, porque en la película hay diálogos o fragmentos de texto de la obra, pero no quizás las más recordadas”, agregó Alejandra Kasjan, la actriz que da vida a Susana, la sufrida nuera de Mamá Cora, un personaje que, según dijo, le provocó muchas contradicciones, pero del que se terminó “enamorando”.
Desorden ordenado
Con nueve actores en escena, interactuando en simultáneo, una de las mayores ocupaciones de Lioy fue hacer que “ese gran quilombo” en el que se convierte esa familia, fuera “entendible” para el público. Para eso fue necesario dedicarle varias horas diarias a los ensayos, durante ocho meses continuos.
En ese proceso, según contó, lo más difícil fue no reírse. “Nos divertimos mucho en escena, y fue un verdadero desafío bajar esa excitación, porque no es que uno se tentaba, sino que era reírse de lo que dicen los personajes, de lo que sucede”, recordó el dramaturgo, al frente de El Arrimadero, quien anticipó que, continuando con el sello impuesto por otras de sus producciones (El Arrimadero cabaret y Convención de mucamos), en esta puesta el público participará activamente de la escena. “Los integraremos a esta familia tan particular”, prometió y aconsejó reservar lugares.
 

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